Eres mi visita número

jueves, 13 de septiembre de 2012

Sr. Feliz.

En el otro lado del mundo, donde el sol brilla más caliente que aquí, y donde los árboles miden cien metros, hay un país llamado Felizlandia.
Como has debido de pensar correctamente todo el que vive en Felizlandia es tan feliz como el día es largo.
A cualquier sitio que vayas verás caras sonrientes por todos lados.
Es un lugar tan feliz que hasta las flores parecen que sonríen en Felizlandia.
Y, al igual que toda la gente es feliz, todos los animales en Felizlandia también son felices.
Si nunca has visto un ratón sonreír, o un gato, o un perro, o incluso un gusano. Vete a Felizlandia.
Esta historia es acerca de alguien que vivía allí que resultaba llamarse Sr. Feliz.
El Sr. Feliz era gordo, redondo y ¡feliz!
Vivía en una pequeña casa al lado de un lago a los pies de una montaña y cerca de un bosque en Felizlandia.
Un día el Sr. Feliz estaba fuera paseando entre los altos árboles en aquellos bosques cerca de su hogar, se encontró con algo que era realmente extraordinario.
Allí en un tronco de un árbol bastante grande había una puerta. Una puerta no muy alta, pero un puerta. Realmente una puerta. Una pequeña, estrecha, amarilla puerta.
¡Realmente una puerta!
-Me pregunto quién vive aquí -pensó el Sr. Feliz para sí mismo, y giró el pomo de aquella pequeña, estrecha, amarilla puerta.
La puerta no estaba cerrada y se abrió fácilmente.
Dentro de la pequeña, estrecha, amarilla puerta había unas pequeñas, estrechas, sinuosas escaleras, que llevaban hacia abajo.
El Sr. Feliz achuchó su largo cuerpo por la estrecha puerta y comenzó a bajar las escaleras.
Las escaleras iban a derredor y a derredor y hacia abajo y hacia abajo y a derredor y hacia abajo y hacia abajo y a derredor.
Al final, después de un largo rato, el Sr. Feliz llegó al final de las escaleras.
Él miró al rededor y vio, allí enfrente de él, otra pequeña, estrecha puerta. Pero esta era roja.
El Sr. Feliz llamó a la puerta
-¿Quién está ahí? -preguntó una voz. Una triste, chirriante voz-. ¿Quién está ahí?
El Sr. Feliz empujó la puerta roja lentamente, y allí, sentado en un taburete, había alguien que era exactamente igual que el Sr. Feliz, excepto que él no parecía para nada feliz.
De hecho parecía realmente miserable.
-Hola -dijo el Sr. Feliz-. Soy el Sr. Feliz.
-Oh, eres tú -bufó la persona que era igual que el Sr. Feliz pero no lo era-. Bueno, mi nombre es Sr. Miserable, y soy la persona más miserable en el mundo.
-¿Por qué eres tan miserable? -preguntó el Sr. Feliz.
-Porque lo soy -replicó el Sr. Miserable.
-¿Te gustaría ser tan feliz como yo? -preguntó el Sr. Feliz.
-Daría cualquier cosa por ser feliz -dijo el Sr. Miserable-. ¡Pero soy tan miserable! Creo que nunca podré ser feliz -añadió miserablemente.
El Sr. Feliz pensó rápidamente.
-Sígueme -dijo.
-¿Dónde? -preguntó el Sr. Miserable.
-No discutas -y se fue por la pequeña, estrecha, roja puerta.
El Sr. Miserable dudó, y entonces siguió.
Arriba y arriba de las sinuosas escaleras fueron. Arriba y arriba y a derredor y a derredor y arriba y a derredor y a derredor y arriba hasta que llegaron al bosque.
-Sígueme -dijo el Sr. Feliz de nuevo y juntos se adentraron en el bosque volviendo a la casa del Sr. Feliz.
El Sr. Miserable se quedó en la casa del Sr. Feliz durante bastante tiempo. Y durante todo ese tiempo la cosa más asombrosa pasó.
Como el Sr. Miserable estaba viviendo en Felizlandia siempre lentamente comenzó a parar de ser miserable y empezó a ser feliz
Su boca dejó de estar hacia abajo.
Y siempre lentamente comenzó a subir hacia arriba.
Y finalmente el Sr. Miserable hizo algo que no había hecho en toda su vida.
¡Sonrió!
Y luego se rió entre dientes, que se volvió una risita, que se convirtió en risa. Una gran floreciente sincera descomunal gigante larga y enorme risa.
Y el Sr. Feliz estaba tan sorprendido que comenzó a reírse también. Y ambos rieron y rieron.
Rieron hasta que sus mejillas dolieron y sus ojos lloraron.
El Sr. Miserable y el Sr. Feliz rieron y rieron y rieron y rieron.
Salieron fuera y siguieron riendo.
Y como ellos se estaba riendo tanto todo el mundo que lo vio comenzó a reírse también. Incluso los pájaros en los árboles rieron pensando en alguien llamado Sr. Miserable que no podía parar de reírse.
Y este es realmente el final de esta historia a parte de decir que si alguna vez te has sentido tan miserable como el Sr. Miserable ya sabes lo que debes hacer exactamente.
Lleva tu boca hacia arriba.
¡Vamos!

Sr. Feliz
de Roger Hargreaves.

Traducido por mi.

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Anima Rossa.

"Si pudiera cortar el viento como una golondrina... Atravesaría el mar azul. Sin tomar el sendero lleno de dolorosas espinas y polvo, pero... No brotan alas en mi espalda. Y mis piernas han de continuar, tropezando en este largo camino. Y aún así los hombres tienen que seguir caminando decididos. Si te tengo a mi lado, sé hacia dónde debo ir. Eres la luz que guía mis pasos. Una luz muy brillante. Lo que siento cuando estás conmigo, ¿puedo llamarlo amor? Sólo sé que esta mente, este corazón, siempre quieren protegerte. Estaré junto a ti, hasta el fin♥"
-Anima Rossa - Porno Graffiti

martes, 11 de septiembre de 2012

4. Posición en Quidditch: Buscador.

Sería una buena buscadora.
Como bien se sabe para este puesto no es tan importante la vista como los reflejos. Ya que la snitch es muy resbaladiza. Se mueve con demasiada rapidez y tienes que estar muy centrado en el juego para poder cazarla.
Y yo tengo buenos reflejos, por lo tanto sería buena en esta posición.
Aunque también podría ser perfectamente una guardiana. Soy buena como portera en el fútbol.

sábado, 8 de septiembre de 2012

3. Boggart: Suspender.

Mi Boggart sería no llegar a conseguir sacarme Filología Inglesa.
Siempre he tenido un miedo irracional a suspender mis exámenes, y últimamente eso era lo que hacía una y otra vez. Estoy harta de esa antigua yo. Quiero cambiar. Pero no sólo por mí, también para demostrarles a mi hermano y a mi padre que puedo aprobar. Que puedo sacar una carrera, por mi misma. Quiero demostrar incluso al mundo que soy totalmente distinta a mi padre, que no soy menos que nadie y que puedo acabar algo que no sea una serie, un libro y sentirme orgullosa de ello.
No quiero ser más como él. Quiero ser yo misma, al menos por una vez.


miércoles, 5 de septiembre de 2012

El cielo.

"... -¿Este es un buen recuerdo para ti?
-Claro. Estuve viviendo solo dos semanas tomando refrescos y patatas fritas.
-Vaya...
-¿Qué?
-No te acuerdas, ¿verdad? Huiste mientras yo te cuidaba. Te busqué por todas partes. Creí que habías muerto. Y cuando volvió papá...
-Dean lo siento, nunca se me ocurrió pensar en eso.
-Olvídalo, sigamos.
***
-Ésta, es la noche que te largaste a Stanford, ¿verdad? ¿Esta es tu idea del cielo? Vaya... Fue una de las peores noches de mi vida. 
-No puedo controlar esto.
-¿En serio? ¿Este es un recuerdo feliz para ti? 
-No lo sé. Bueno... Al fin estaba solo. Había escapado de papá. 
-Ya. Él no es el único del que escapaste. 
-Dean lo siento, oye... Yo...
-No, ya lo sé. No se te ocurrió pensar en eso.
-Dean...
-Vamos, tu cielo es el día de Acción de Gracias de otros, ¿verdad? Es escapar de tu familia y ¿qué quieres que te diga? 
-Oye, a mi nadie me quitaba la corteza del pan de molde, y yo no veo a la familia igual que tú.
-Ya pero yo soy tu familia. Deberíamos ser un equipo. Deberíamos ser tu y yo contra el mundo, ¿no?
-Dean, y es así. 
-¿Lo es?"

Mientras que el cielo de Dean son los momentos que ha pasado con su hermano y con su madre, el de Sam son los recuerdos que tiene de cuando se fue de casa y estuvo lejos de Dean, su hermano, y su padre. Sam no conoció a su madre, no sabe lo que es ser amado por ella. Dean la conoció, pudo hablar con ella, pudo decirle que le quería, y Sam no tuvo la ocasión ya que murió cuando él era un bebé.
Entiendo por qué el cielo de Sam es así. Solo llegó a conocer a su padre quien parecía hacer todo lo que a Sam no le gustaba hacer, lo tenía encerrado y protegido al menos la mayoría del tiempo, y es normal que quisiese escapar de él, hacer lo que quiere y siempre ha querido hacer.
Así com Dean es exactamente como era John actuando, se viste cómo él, habla cómo él, le gusta la misma música que a su padre e intenta hacerle sentir orgulloso, aún cuando John muere; Sam es cómo su padre, es John, actúa cómo él pero no conscientemente, no puede evitarlo, se parece en sus gestos, en su forma de ser, en su forma de dirigirse a la gente, ambos quieren las mismas cosas, pero Sam no se daba cuenta cuando era pequeño, y aún no se sigue dando realmente cuenta. Todo el mundo le dice que es como John e intenta por todos los medios ser distinto a él, aunque no lo consiga realmente.
Entiendo al pequeño de los Winchester porque yo soy exactamente igual que él. No me gusta parecerme a mi padre y hago todo lo posible por hacer ver a las demás personas que sólo me parezco a mi padre exteriormente pero que interiormente somos personas totalmente diferentes.
Mi cielo sería exactamente como el cielo de Sam...