Eres mi visita número

lunes, 21 de noviembre de 2011

...

Soñando que me hablaba y me agarraba a sus cuerdas vocales. Suena a ruina y a coñac, suena a ganas de llorar. Solo quiero que me quieran, como tú como todo el mundo. A la altura del perejil se han quedado todos mis sueños. Si encarta soledad, pues soledad para el saco. Si eres piedra, seré pedregoso camino. Y de su mano llegas tú, con tu pelo como el betún, como un piropo bien tirado...

martes, 15 de noviembre de 2011

Venas con humo y palabras...

La vamos a tener si no puedo dar trotes,
si quieres meter alpiste en mis barrotes,
y no hay ni dios ni fe que me discuta
que me vuelvo muy hijoputa si me da...
Prefiero tener vacío el comedero,
ya le tiraré bocaos al mundo entero,
luego miraré donde lo escupo.
Se revuelve y yo me ocupo de mirar...
Si no hay pa comer me subiré al manzano,
para verlas venir en un carromato
de cosas por hacer, de ciegos dando palos,
que la vida es muy puta y yo me he vuelto muy malo,
si encarta soledad, pues soledad pal saco,
lo mismo me dará dar como ser dado,
que no pienso dejar de pa los gusanos,
la luna me maúlla para que yo menee el rabo.
A la altura del perejil se han quedado todos mis sueños,
me hago un vestido con tó lo que he perdido,
y ya tiene sentido sonreír,
lleva volantes pa mentir, para ondularme como el trigo,
y así decir que desde que te has ido
la bailo igual contigo que sin ti.
Si intentas comprender mis noches de desvelo,
me quieres comprar con puñaos de caramelos,
manojos de perder, con jugo de los charcos,
machaca el almirez, me tienes en tus manos,
y ojalá te vaya bien, y para pasar el rato,
tú siembra para tí, y más cuando me callo.
Me callo lo que hay, lo que hay es lo que toca,
y pa tocar el corazón es mejor no abrir la boca.
A la altura del perejil se han quedado todos mis sueños,
me hago un vestido con tó lo que he perdido,
y ya tiene sentido sonreír,
lleva volantes pa mentir, para ondularme como el trigo,
y así decir, que desde que te has ido
aún nadie me ha vencido.
Hoy quiero poner mi reino de despojos en estos lugares,
donde la primera vez pusimos al alba a hacer malabares,
y no he de volver a ver el sudor empañando portales,
me sale tan mal cuando miro hacia atrás.
Me abriré las venas, me saldrán palabras,
guárdate el cencerro, pónselo a otra cabra,
que a mi ya no me cabe, que llevo colgando
demasiadas llaves, todos los quebrantos.
A la altura del perejil se han quedado todos mis sueños,
me hago un vestido con tó lo que he perdido,
y ya tiene sentido sonreír,
lleva volantes pa mentir, para ondularme como el trigo,
y así decir, que desde que te has ido...
No me pienso quedar, ni un momento ni un rato,
para planear quien pagará los platos
de mi desespere mi sofoco
sé de quién se ha vuelto loco de esperar.
La vamos a tener...

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Promise you I'll never feel afraid.

Y pensar que nuestra última conversación fue acerca de que odias la voz del cantante de Turisas... Escuchando la canción Fiction... ¿Recuerdas que nos íbamos a hacer un tatuaje con esa palabra? ¿Ambos en un omóplato distinto? Discutimos porque tú no querías seguir viviendo sin la novia que te acababa de engañar, y yo no quería que pretendieses acabar con tu vida; pero tu vida sí que pretendía acabar contigo, de todos modos. No hay fotos, te lo prometí, nadie, nunca iba a conocer una foto tuya, aunque eso suene demasiado extraño para las personas que no te conocen.
Escuchar una de las canciones que escuchábamos juntos ya no va a ser lo mismo, escuchar las canciones del último disco de AvengedSevenfold serán el doble de tristes... Y más Victim. Extrañaré nuestras extrañas peleas por todo, tu Freaky Band, tus pocas pero cansinas bromas acerca del Pocahontas (quien descubriste su verdadero nombre), cualquiera de tus chorradas. Las tardes pasadas contigo al teléfono, las noches también, nuestras conversaciones en inglés, tú haciendo de Brian, aquella extraña relación de menos de un mes en la que no podíamos "separarnos". Pero sobre todo tus ojos color miel que más de una vez me han descubierto en mis momentos más raros, siempre sabías cual era mi estado de ánimo con solo mirarme a los ojos o escuchar el tono de mi voz.
Seguiré esperando al lunes, a tu llamada de los lunes para sacarme de quicio sobre cualquier cosa que se te ocurriera.
¿Sabes lo que más extrañaré aún? Tus celos hacia cualquier chico más o menos decente que yo decía que amaba con locura, tu risa cuando yo me enfadaba contigo por cualquier cosa... Nuestros paseos por la playa de Huntington Beach imaginarios... Todas las paridas que nos inventábamos, a las que jugábamos...
Me jode que no podamos cumplir algunas de las cosas que íbamos a hacer juntos... Perdernos por Londres (eso sí que iba a ser toda una aventura), conocer a todos los grupos que amábamos, pedirles autógrafos a los actores de Harry Potter... Nuestro sueño de ir a Australia juntos, recorrer los lugares que no llegaste a ver de pequeño... Cómo amigos, no se me olvida...
De verdad que te voy a extrañar Mark, ya lo estoy haciendo y eso que me prometí que nunca iba a extrañar a nadie por mucho que le amase... Sí, te amaba, esto solo podía ser eso, amor... Y siento haberme dado cuenta demasiado tarde, siento no habértelo dicho cuando tuve la oportunidad para hacerlo. Ojalá pudiera hacer que el tiempo fuera hacia atrás, a nuestra conversación del domingo, nuestra última conversación, para decirte todo lo que sentía hacia ti... Pero es demasiado tarde... Odio decirlo, pero me quedaré con las ganas de hacerlo... Me ibas a llamar el Lunes... y ahora estaré esperando al lunes el resto de mi vida...
No te volveré a ver, ni en esta vida ni en la otra, porque no existe una segunda vida, pero siempre estarás en mi corazón...
Gracias por todo, y te prometo que cumpliré nuestros sueños sola aunque sea, pensando en ti en cada momento... Aunque no sea lo mismo...
Descansa, que yo viviré tu vida por ti...

domingo, 6 de noviembre de 2011

Take me to the emergency...

No sé cómo empezar esta entrada, últimamente no encuentro las palabras exactas para escribir nada de lo que se me pasa por la cabeza o que me gustaría vaciar de ella, pero por intentarlo no pasa nada...
El caso es que ayer fue uno de los días más raros de toda mi vida; era el cumpleaños de una de mis amigas y no me encontraba demasiado bien, al menos no tan bien como me hubiese gustado estarlo. Mi malestar no sólo era psicológico si no también físico. Vivir una semana en una casa sin apenas calefacción no ayudaba demasiado, entre eso, comer apenas nada y dormir mucho menos hicieron que mis defensas bajaran peligrosamente.
Bueno, la verdad que después de haber pasado una de las semanas más aburridas y deprimentes de toda mi vida no tenía muchas ganas ayer de fiesta.
Se pasó todo el día lloviendo y parando de llover (mareándome infinitas veces), y yo estuve la mayoría del tiempo viendo la televisión, al menos hasta que mi madre me mandó irme a hacer algo de "provecho", lo cual en mi caso debería significar: hacer deberes, pero que yo interpreté cómo: ponerme a ver Cómo conocí a vuestra madre.
A las nueve, es decir un poco después de que llegasen mis padres de hacer la compra, salí a la calle a esperar al autobús que me iba a llevar al lugar del cumpleaños. Allí estaban mi amigo y su amigo (qué bonito queda), y fuera en la calle la gente tan maja que se supone que tiene mi edad...
El cumpleaños estuvo más o menos decente, a pesar de que tuvimos que estar esperando a una de mis amigas más de media hora acabando casi con las cosas que había por la mesa para ir comiendo. Terminamos de cenar, le dimos los regalos a la del cumpleaños, y fue después de la tarta y el bizcocho de chocolate cuando las cosas empeoraron para mí y mi estómago.
Durante los tres días que estuve en la ciudad donde estudio mi estómago daba señales de estar vivo dándome ganas de vomitar cada dos por tres, y eso es lo que pasó ayer a eso de las doce de la noche.
Nos bajaron en coche a la ciudad, y cuando entramos al bar de nuevo comencé a encontrarme mal, me hubiera gustado decir que lo hice adrede y que en realidad no me daban ganas de vomitar, pero realmente me daban ganas de hacerlo; por no añadir que me daban rayadas el estómago y comenzaba a marearme poco a poco. Luego salimos a la calle y parecía que ya me encontraba mejor. Pero en cierto modo estaba demasiado cansada como para estar de humor para bailar, o al menos hacer cómo que bailaba. Así que cuando fueron a entrar a la discoteca, a eso de las tres de la mañana, llamé a mis padres y vinieron a por mí.
Y todo esto sin poder quitarme de la cabeza al chico al cual llamamos Pocahontas, tarzán y mudito; mierda para mí.
En estos momentos no tengo ganas de vomitar, pero mi garganta parece despertarse después de un año estando dormida.